miércoles, 2 de mayo de 2012

Revienta


“En playa Las Rocas hay una gran piedra que complica la cosa para caminar en dirección al sur bordeando la playa, casi casi se mete al mar. Esa fue la queja (más de amistad que de queja) por parte de la otra mitad que conmigo forma un par (igual nos fuimos)”.

-          Imagínese que justo ésta era la piedra de la que hablaba, pero… pero ahora ya no es necesario cruzarla.

-          Pues no. Aquí está la obra del arquitecto y buen amigo Itabashi. la gran piedra en tu cabeza y mi búsqueda de los caminos del arquitecto.

-          Yo tenía la roca en la cabeza, no sabía que algo había cambiado.

-          Y yo nunca me había parado de verdad aquí, bajo la sombra. Casi nunca importa tanto el edificio mismo como sí importan las situaciones que pueda generar. El mar, no podrás dejarlo.

-          La horizontalidad de una escena de paz, de calma.

-          Más que no hay nadie, ni una sola persona, ni una sola mesa, ni un solo susurro. Nadie.

-          Sólo el mar y la sombra.

“Al borde de la gran roca rompe el mar; hay dos bajaditas pero el mar rompe sin parar; y ahí soporta, aguanta digna, la gran roca, ya no es necesario cruzarla, puedes contemplar esta lucha eterna entre un mar que no se cansa y una gran roca que le aguanta”.

-          No hay que interponerse en los asuntos de la naturaleza.

-          El mar viene y revienta.

Foto por Pool Porta.


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