viernes, 8 de abril de 2011

Un día menos



[…] como la última vez, hablamos de Nietzche y de los Buendía. Del puñetazo de Marito Vargas al Rudito García; de los Melvins y de la canción Run away, de Warrhol y de una bienvenida dar”.

Ayer al final de la noche ha llamado, hablamos largo rato, cuando amaneció eran las nueve. Espero que sean las doce y media y de blanco y cachaco voy a la carretera a su encuentro. Hemos conversado largo rato: colectivos autogestionarios, smashing pumpkins, Camus; los vaivenes de ella por el centro de Chiclayo y el humeante suspiro de quien no tiene planes presentidos. “Ahora la preocupación es disfrutar el presente”. Hablamos de cortos de un segundo y de un monólogo sin razón ni ganas, pues lo que ha de importar es que sucederá una de dos: le vomitarán o le pensarán, el corto.

Para las pausas respectivas hemos almorzado pollo, arroz verde y ensaladas y nos vamos después a tu casa; dispones que almorcemos mientras te riñen por almorzar tan tarde.Mientras pasa veo en el espejo que me quedan bien las camisetas negras. Almorzamos otra vez. Pollo, arroz verde y ensaladas.

Nos pegamos con los cortos, etéreos, la radiación, unas fotos físicas preciosas y tu defensa por Trujillo con sus cineclubs y su pared de los futuros eventos. “De madrugada, mi proyección es allá”.

Viento, ¡Ha renunciado el Dalai Lama! ¡Trajes color azafrán! Caminos contra el viento, mitad de cachaco y mitad de negro. Ácidos caramelos a la altura de la orilla de una calle Zarumilla, nos separamos para distintos caminos. Tú a la universidad y yo a mi casa, las seis, cielo azulado. No suena tormenta.

Pasos en silencio que al final terminaron en la Universidad y he tenido que esperar hasta las ocho y media para ver esas caritas. Sandrita M., Karem y Malú. Delante Yessenia juntándonos en abrazos; encuentro también a Erika, me da los datos necesarios y todo está en orden; a pesar de no llevar este curso, el arquitecto no me prohíbe entrar, y he terminado con todos los que sí llevan, a las nueve y media. Un hombre sin nexos.

Rayuela. Para volver a soñar y volver a tener, pasan los segundos y toda la energía de mil años ha agotado la represión sin pensarlo. La madrugada me ha levantado con el sueño desastroso de ruegos y llantos en el vientre de una mujer que ya no se tiene. Espero en silencio sin movimientos que la luz llegue hasta los ojos abiertos. Amanece, trago saliva, ahí vamos otra vez.

El extranjero tiene que continuar.

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