Mackenzi y la nueva amistad -aunque conocidos desde siempre- con Charlesitos Gé. Las fugas aunque escasas a la playa, fumando cigarrillos y conversando (al borde de las playas) incluso un día tomando alcohol en una madrugada de aguacero, las colillas de uno de ellos que me llenaban el cenicero y yo teniendo que buscar la hierba al fondo limpiándola de tanto humo negro, las bromas y madrugadas maqueteando respecto a la función en vez del adorno, la solidaridad y la chocada de manos. La canción de una tal Adele y la firma graciosa de tres amigos. Las frases.
- "Era inevitable".
- "Ya cuando seamos arquitectos".
- "Ayuda por favor".
El desencanto y el fin de este camino, nuestras nuevas rutas, sentimos, razonamos, pero finalmente elegimos.
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