- Párate y sigue peleando
Venía por ahí por Miraflores, como siempre, tarareando alguna canción que pueda ayudarme a ponerle soundtrack al momento. Hoy, el día se ha pasado bien rápido. Me dormí recién a las seis de la mañana (mala idea) para luego despertar y no poder pasar (por más que lo intentara) algún bocado de comida por mi garganta. No podía, seguro aún tenía mi ser, medio dormido, mediochueco. Una hora después ya fuera de casa, me encontré con un amigo que traía el dedo cortado por manipular mal la carne que preparaba para su almuerzo -siendo ya- tan tarde, pues eran más de las 4:00pm. Me entregó una receta de vegetales, le choqué las manos y finito me he venido caminando hasta el Estadio, ahí metiendo como loquito mi cabeza entre las rejas, mirando, acordándome de mi proyecto de taller, que no puedo dejar de pensar. Faltan 46 horas para calmar la hinchazón en el cerebro por la obligación del trabajo. Tal vez por eso he salido a caminar con la cabeza revoloteada y silbando: "No, digas nada, no ensucies tu calma".
En saltitos de dos en dos -ya a solas para evitar la vergüenza- he subido las escaleras a mi dormitorio brincando. He encontrado a la gringuita (gata querida) sobándose en mis tobillos para que le rasque las orejas, le encanta eso. Estamos en el balcón y estoy hablándole a la gata que feliz ronronea sin prestarme atención: "Sólo quería salir a caminar a solas para ver las calles, las caras, recordar los sonidos y los chasquidos de dedos que a veces hago. Tener la excusa de escribir descaradamente para disimular otra afición persistente que agobia sin descanso: hablar solo".
(*) La canción a lo largo del tramo como intento aliciente para la tensión ha sido: Suenan mis tiempos (Mr. Cox). En la foto la banda de reggae chiclayana Mr Cox. Foto de su fanpage.
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