Sobre los arquitectos y sus clientes.
1 vs. 1 |
El proyecto de arquitectura, es al final, una suma densa de una serie de variables que va desde lo más técnico hasta lo más humano; todo ello tiene un cierto grado de participación en la determinación del proyecto, el cliente (que poco nos gusta llamarlo así pero tampoco hemos encontrado otra forma de llamarle sin que parezca que le estamos vendiendo zapatos o preparándole un jugo) juega un papel determinante a la hora de enfrentar y sacar adelante el proyecto. En la oficina, con César nos dimos cuenta de algunos casos que nos parecieron "sui generis", tres clientes y tres proyectos de casas memorables, no tanto por las casas sino por ellos mismos.
CASA 1: La Casa de
Muñecas
Con este cliente ya habíamos trabajado algunos proyectos
multifamiliares antes. Sí, de esos donde el presupuesto obliga a los
arquitectos a hacer malabares con las áreas de rendimiento y donde te puedes
aproximar lejanamente a hacer algo de arquitectura (pero que con un poco de
emoción te la puedes creer). Nuestro cliente por fin se había decidido a hacer el
proyecto de su casa, tenía dinero y quería una casa bastante grande, tanto que
necesitaba un préstamo importante del banco; la casa, por la cantidad de
ambientes, me parecía exagerada sobre todo porque él estaba atravesando un
apresurado divorcio. Al tiempo me llama y me dice:
- ¡Por fin!. Me aprobaron el crédito, necesitamos
reunirnos, nos vemos en el Capuccino a
las 5:00 pm.
- Ahí nos vemos - le respondí.
Yo también estaba emocionado con el proyecto, llegué unos quince minutos antes y apareció y me contó: "Chalo, me aprobaron el crédito, vamos a poder
construir la casa completita y como se nos antoje, vas a tener que soñar, tienes que volar…vas a tener que imaginar la casa mas bacán que hayas hecho
huón!!! Quiero que sea la casa mas bacán de Chiclayo, la mejor!. Tienes que hacer
el mejor proyecto de tu vida: tienes que hacer una casa de muñecas!". (Todo iba bien hasta que dijo eso).
Paréntesis 1: Todos, todos los clientes vienen con ideas en sus cabezas con pre
proyectos listos, los arquitectos somos los encargados, o de romper esos sueños
o de lidiar con ellos. (en este caso: "una casa
de muñecas"). Esas palabras resonaban como un eco en mi cerebro, pero ahora el problema era otro... ¿tenía que ser como la casa de
Barbie? O como la de que muñeca en especial?.
CASA 2: El Hijo Prodigio
Tomamos el encargo de una casa con un cliente que aparentemente no
era chiclayano (posiblemente del oriente por su dejo al hablar).
Quería una casa en un terreno como los de siempre, típicos de 8 por 20 (y entre lotes), un solo frente y un programa también como siempre: más grande que el lote. Recordaba al arquitecto Couto cuando nos decía: "no diseñen para el dueño de la casa! diseñen para la esposaaa!" El dueño de hecho va a pagar, pero la que va a tomar la decisión será la mujer!; pero bueno, uno sabe muchas cosas que al final nunca llega a practicar. Pero Couto tenía razón...
Quería una casa en un terreno como los de siempre, típicos de 8 por 20 (y entre lotes), un solo frente y un programa también como siempre: más grande que el lote. Recordaba al arquitecto Couto cuando nos decía: "no diseñen para el dueño de la casa! diseñen para la esposaaa!" El dueño de hecho va a pagar, pero la que va a tomar la decisión será la mujer!; pero bueno, uno sabe muchas cosas que al final nunca llega a practicar. Pero Couto tenía razón...
Después de haber avanzado con César todo el
anteproyecto coordinado con el dueño, plantas, cortes, elevaciones y renders, llenos no sólo de emoción sino de angustia por saber si con ello podríamos
convencer al cliente con la idea del proyecto. Llega el día de la reunión con el
propietario, y no llegó solo, llegó con su esposa y con su hijo, ella de unos 35
años y el niño de unos 13, cuando le explique que lo veríamos en el proyector
se apresuró en decirme:
- "Explíquele a mi hijo, él sabe de computación".
- "Explíquele a mi hijo, él sabe de computación".
Paréntesis 2: Todos, todos los hijos de uno son mejores que los hijos de los otros, este principio de supervivencia mediante el cual podríamos estar
asegurando la supervivencia de nuestros apellidos demostrando la sobrada inteligencia
de nuestros críos se aplica a todos los padres en general; y además, con el tema de la tecnología digital hay un encanto
especial: - "Mi hijo ya sabe prender la computadoraaaa!!! Y tiene un mes de
nacido!!!" - exageran algunos. "Ya sabe autocad!!! y sólo tiene 2 años !!!"- anuncian
otros con orgullo".
Con el gran cambio generacional producido en el despertar de la
era digital, muchos nuevos ignorantes nacieron de manera violenta, es decir la
computadora nos llegó a la velocidad de un procesador de cuatro núcleos; y los
que jamás habían cogido un ratón sintieron ese vacío (miedo) mirando con
asombro hacia esa caja mágica capaz, por lo menos, de sumar mil veces mas rápido que
cualquier universitario, este miedo tiene sustento y encuentran una pequeña luz de alivio en los hijos.
Continuando con la historia, empezamos a explicar el proyecto poniendo
énfasis en la habitación del primogénito para ver si se emocionaba tanto como
nosotros y así fue, cuando vio su cuarto empezó a sonreír y no pudimos ocultar
nuestro cariño (no sin antes expresarle a los padres nuestra mas sentida
sorpresa por el precoz entendimiento del proyecto por parte del mocoso).
El problema surgió cuando mostramos los renders del exterior de la
casa, el niño se quedó en silencio, empezó poco a poco a balancear la cabeza en una clarísima expresión
negativa para luego decir en tono sabio: "Hummmm…no me gusta!", el padre me
miró y repitió el gesto y dijo: "arqui, no le gusta". La esposa se paró y llevó a
su hijo hasta la puerta:"bueno arquitecto me llama cuando este arreglado para
reunirnos otra vez" -me comentó mientras se despedía, luego de lo cual se suscitó
una pequeña discusión que terminó en la ruptura tanto del documento contractual como la de nuestra
persistente emoción proyectual.
CASA TRES: La Teta Asustada
El proyecto estaba completamente listo para presentarse ante la
Municipalidad Provincial de Chiclayo: planos de arquitectura, estructuras, sanitarias,
eléctricas, etc. Los ingenieros llegaron a la oficina a coordinar algunas cosas
de cuidado que luego no afecten la arquitectura, ya estaba todo listo, todo en orden aunque ligeramente
desfasados del tiempo convenido por cuestiones de los parámetros urbanísticos.
La pareja de esposos bordeando los 60 pero de una tradición
recatado, que por el trato me recordaban a mi abuelita Jacoba, esperaban también
temerosos por el certificado de parámetros urbanísticos que podrían poner en riesgo las expectativas
económicas de la pareja que a decir de su recato: "ya no estaban para juegos".
Lo cierto es que ya habíamos terminado el proyecto hacía dos meses
y no nos cancelaban el 50% restante, situación que ponía nerviosos a los
profesionales involucrados que se exacerbaban por la cercanía a la navidad, la
pareja de esposos habían usado varias veces algunas excusas que al principio pasé por alto, pero luego me
parecieron sospechosas a tal punto que opté por decirles lo que pensaba:
-"Señores me parece advertir una desconfianza hacia nuestro estudio, fíjense que todos somos profesionales de cierta trayectoria y creo que no deberían desconfiar, tenemos mucho tiempo en este medio, no desconfíen" -insistí, a lo cual la esposa me comentó en casi grado de secreteo: "Lo que pasa es que mi esposo y yo tenemos miedo de llevar el dinero hasta su oficina", -me dijo susurrando-, "en estos tiempos de navidad es bastante peligroso. A una la pueden hasta matar", me dijo.
-"Señores me parece advertir una desconfianza hacia nuestro estudio, fíjense que todos somos profesionales de cierta trayectoria y creo que no deberían desconfiar, tenemos mucho tiempo en este medio, no desconfíen" -insistí, a lo cual la esposa me comentó en casi grado de secreteo: "Lo que pasa es que mi esposo y yo tenemos miedo de llevar el dinero hasta su oficina", -me dijo susurrando-, "en estos tiempos de navidad es bastante peligroso. A una la pueden hasta matar", me dijo.
Luego de explicarle y argumentar nuevamente durante buen
rato los motivos navideños de los profesionales y que era justo realizar el
pago antes de la nochebuena me dijeron, no sin antes titubear: "Esta bien, esta
bieenn!!!, en estos momentos estamos yendo a su oficina para realizar el pago".
César se había quedado en la oficina trabajando hasta las 9 de la
noche, lo llamé y le advertí que llegarían con el dinero, y así fue 9:30 pm llegaron los dos esposos y uno de los hijos, César amablemente les explicó que
no había ningún problema y que con toda confianza podían dejar el dinero.Un poco más relajada la señora se levanta y dice: "Bueno aquí le traigo el
encarguito" y mete la mano en su recatado pecho, primero en la izquierda lentamente
buscando lo preciado, luego en la derecha, luego en la izquierda un poco más nuevamente,
luego otra vez en la derecha más frenéticamente, luego en ambas casi
sacudiéndolas, voltea, mira a su marido y le dice: "No estááaáá!!! El dinero no
estaaaa!!!", el marido sale corriendo, detrás la mujer y el hijo.
Paréntesis 3: Todas, todas las transacciones de dinero son inseguras, ya sean
por cajero automático de ultima tecnología o por medios tradicionales. De esto también se
desprende la idea de la desconfianza hacia los profesionales según la
generación a la que se les vincule, sobretodo con los arquitectos, es que resulta que
para la generación sexagenaria el arquitecto es un ser muy raro dado a la
bohemia que quiso ser ingeniero, pero que no pudo. Y como ejemplo, baste algún día te toque un maestro de obra vejancón:
Arquitecto: Usted es el maestro Juan?, Hola como está? yo soy el arquitecto
Tal por Cual
Maestro de obra: ¿Cómo está ingeniero?.
Arquitecto: No soy ingeniero, soy ARQUITECTO!… y voy a estar a cargo de la
obra
Maestro de obra: Ahhhh yaaa ingeniero.
Arquitecto: Carajo soy ARQUITEEEECTO!!!!
Maestro de obra: Disculpe, arquitecto… ehhh, y cuando empezamos a hacer zanjas?
Arquitecto: Arrancamos la próxima semana.
Maestro de obra: Ah ya, gracias inge.
(Pero descuiden, es generacional y subconsciente, no es a propósito).
Chalo Palomino.
Diciembre 2013.