La familia, las bonitas avenidas, los pasos dados para delante y para atrás para matar el tiempo cuando se tenía -elmismotiempo- más escurridizo; el sol para las plantas y la tarde para la casita. Spinoza. Nietzche, y el "todo fluye". Mai bret gav güei and gon tudei reseinmint tititng. La modernidad, el pensamiento, la verdadera razón. El mantenimiento de la consideración "yuppies de mierda", al otro lado la resistencia. Nada falso, nada de más. La transparencia ahora una aberración. Ya han de haber cambiado algunos sentidos que se dijeron: nos han entumecido. La literatura, la arquitectura, la escultura, la pintura, la verdadera lucha en pro de la humanidad, sin rendición (si no se pudo, no se pudo pues). Las charlas amenas de humos encendidos entre mujeres y hombres, entre corbatas bien ceñidas y vestidos de varios colores pero no estridentes, el arte abstracto nacido en el espacio de la verdadera manifestación, un no rotundo a la plasticidad que dominaría, hoy ya lo confirmamos. Las organizaciones juveniles, la reivindicación de la palabra antisistema y el recuerdo de los muertos de hambre de Somalia, la ruptura al bienestar enjugado de tanta cosa vacía. Aunque la estafa y la banda lance las melodías de congoja, siempre -siempre- se debe recurrir a la razón, no al vacío. La hermandad, los seres humanos, el planeta, las palabras (ya no filosas), las familias, las bonitas avenidas mal venidas a estos tiempos donde la bulla nunca deja que el agua esté tibia. Los buenos términos y las palabras perfectamente usadas en el medio de la conversación. El chispazo que hizo arder la pradera.
(*) Foto por Gavina.
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