martes, 21 de octubre de 2014

ÚH

La última vez que leí un blog bonito fue sobre uno de arquitectura, pero más allá de eso, era de ciudad. Arquitectura con a minúscula era el blog, ahí decía: "vi de pronto una viga algo forzada, me empieza a doler la úlcera. Confirmado, la viga está forzada; confirmado, me duele la úlcera". ¡Genial ! Cómo puede dañarse lo bonito al final por un feo detalle que irreparablemente finaliza con todo lo hermoso que se creía antes. Así las astillas, los malos encuentros y las pompas de belleza sólo distraen. Cuando un detalle es un buen detalle, está ahí, es parte del todo, no distrae... No lo sé, la literatura a veces me atrapa más allá, como cuando digo: "ya dejemos la literatura de lado, no forcemos más vigas, no forzemos más historias." No debemos hacerlo. No debemos intentarlo, recuerda las tragedias, recuerda Grecia. Falling in the hall, no forcemos más momentos, decide en ese único momento... si pudieramos darnos cuenta las cosas fatales que pueden orginar los pequeños detalles, nos daríamos cuenta que no existen los pequeños detalles. No estoy triste, estoy demasiado cansado desde hace varios días, no puedo evitarlo, que sé yo, tal vez pueda ayudarme escapádome a un mar, tal vez estrechando una frente con mi puño cerrado, no lo sé... a veces la recuerdo y temo que vuelva. Mi náusea. El recuerdo de cinturas quebradas, pinchos a millones de equinodermos. Las astillas, los malos encuentros, la mala posición de una trama y la mala orientación hacia la creación de situaciones especiales hicieron que fracasara ¡nunca supo medirse los labios! Como cojudos ahí persiguiéndonos. No hay forma, la forma no existe, la forma no es, la forma no existe; la función se antepone al proyecto. La razón antes que los bonitos evangelios. Primero lo Sartriano antes que lo Hemigweyano. Señores, ustedes hubieran visto a la Maga, ella nadaba en los mares, y yo los veía desde pantallas; sí en Beirut, en la lejana tierra de peidras escarpadas hechas montañas, donde andan sueltas las cabras, las velas negras, las tormentas, las mujeres de intenciones chuecas y las niñas heridas por manos amigas. La flauta partida de una mala riña. Cómo pudimos haberlo aguantado tanto miss. Cómo lo hemos aguantado flaca.


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